PACIENCIA
Definitivamente
que cultivar la paciencia tiene su mérito
Definitivamente que cultivar la
paciencia tiene su mérito. He tenido la oportunidad de poner en
práctica todo lo que he aprendido y aprehendido sobre motivación y
paciencia. Y es todo un reto en realidad permanecer en calma, respirar
profundo y pausadamente quizás hasta más allá del número diez.
Reflexionar sin dramatismo sobre los cambios a realizar, según la
finalidad que perseguimos. Observar atentamente alrededor en el
momento presente, para analizar las tácticas empleadas y decidir si comenzar de nuevo, continuar en el camino, y/o propiciar algún cambio, de acuerdo a los
propios intereses; y todo esto aprovechando tan sólo los
recursos que se tienen al alcance de la mano en el aquí y en el ahora.
En el caso de la motivación es
aún más complicado mantenerla intacta, y es primordial no
perder el enfoque del objetivo para
perseverar en el intento, debido a que si se pierde la nitidez de la
meta, disminuye la fuerza impulsora y se desdibujan nuestros motivos.
No hay otra forma de proceder,de lo contrario otra conducta sería
perder el tiempo y las energías empleadas en acciones inefectivas, por lo que es vital organizar efectivamente nuestro tiempo.
Detenerse a pensar sobre las
situaciones, las personas y/o todo aquello que consideramos que ya
no nos aportan sino amargura a nuestra cotidianidad, y en
consecuencia evaluar lo que se ha de dejar atrás, en pro de nuestra
paz interior, y esto no tiene que ver con un punto de vista místico,
no, tiene que ver con un punto de vista real. Y aceptar la realidad es apostar por la
tranquilidad y la armonía. por que ante todo y en pro de nuestra salud
física y mental, se debe priorizar el equilibrio del entorno.
REESTRUCTURANDO EL PLAN
Cuándo cambian los vientos hay que
girar las velas, orientarlas en la dirección adecuada, ubicarlas lo
mejor posible para que se impulse el esfuerzo hacia el fin de nuestro empeño, coordinadamente y de
forma sosegada.
Es preciso valorar las estrategias,
de acuerdo a los resultados obtenidos, y determinar cuales son los
cambios necesarios y así reestructurar el antiguo plan.
Hay que reajustar, transformar la perspectiva del problema, verlo desde
diferentes puntos de vista, con otros ojos, cómo dice el Dr.
Alfred J. Bierach, psicólogo y psicoterapeuta; en su libro ¡ No te
des por vencido! en el cual subraya que hay que compensar una baja
autoestima.
La autoestima, según Franz
Alexander, recuerda el Dr. Bierach: “ los genes, la base
hereditaria de una persona más sus experiencias (confianza o
desconfianza primarias) y las influencias culturales conforman la
autoestima de una persona". En otras palabras, es la valoración que
hace la persona sobre sí misma y su entorno. La autoestima significa
aceptarnos a pesar de todas nuestras contradicciones, debilidades,
sombras, luces o fortalezas. Aceptar que día a día evolucionamos,
sentimos miedo, nos irritamos, pero podemos intentar comportarnos
lo mejor posible, ya que confiamos en nuestras fortalezas y
proceder.
La autoestima es una parte importante en el arte de la paciencia y la motivación, en caso de que nos atrape el miedo hay que
controlarlo, o al menos intentarlo, de lo contrario nos hace expresar conductas hostiles,
nos hace perder el control y/o nos lleva a rodar en el fango de la
violencia y la agresividad; la culpa y la vergüenza, generalmente lo acompañan y en muchos casos las conductas insolentes o fuera de tono, se incuban en las personas con grados importantes de frustración.
En su texto sobre “El sentimiento de
autoestima, en el cual resalta que existen varias formas de superar
nuestras deficiencias:
Aceptarlas
Hacer algo en contra de ellas
Sacar fuerzas de nuestra debilidad
Disimular nuestra debilidad ante
los demás
"Quizás no nos demos cuenta de la
envergadura de las deficiencias, o no encontremos las fuerzas para
cambiarlas, por lo que finalmente las aceptamos”
La frustración como detonante menciona
el autor en el libro, resulta cuando queremos algo y no podemos
lograrlo porque algo nos lo impide, alguna resistencia, alguna
injusticia, alguna incapacidad. Esto puede generar un sentimiento de
inferioridad, lo cual produce miedo a no salir airoso del empeño”
El miedo puede ser sólo una falsa alarma inducida por una cultura
retorcida”, esta frase la comenta Antonio Damasio, en su libro Y
el cerebro creó al hombre.
Todo este comportamiento irá en
detrimento de la autoestima y en consecuencia de la motivación, ya
que en la mayoría de estos patrones de pensamientos negativos,
pesimistas y catastróficos las personas se paralizan. Al contrario
de las personas con alta autoestima y alta compensación de sus
debilidades, las cuales tienden a ser más activas y a
involucrarse en el logro de las metas. Los sentimientos de
inferioridad, surgen siempre por comparación, comenta el
psicoterapeuta Bierach.
En realidad la ACEPTACIÓN tanto de
las debilidades como de las fortalezas, es vital para continuar con
nuestros proyectos.
Se debe enumerar las aptitudes que tenemos, las
conductas y hábitos que debemos adquirir, y aquellas fortalezas que tenemos que pulir y mantener porque
ya conforman nuestro carácter.
El autor del libro ¡No te des por
vencido! se refiere a la añoranza y al el término afán cómo una
fuerza impulsora, cuya existencia no podemos explicar, que proviene
de nuestras zonas inconscientes y contra la que nos sentimos
indefensos con frecuencia.”
Esta fuerza impulsora es lo que
mantiene la motivación, lo
que da sentido a la dirección a seguir con perseverancia,
tranquilidad y confianza en el mejor resultado posible.
Evitar
guiarnos por las más altas expectativas-que con frecuencia son
creadas más que deseadas- sobre la resolución final de los
propósitos.
No apegarnos a nuestros anhelos, a nuestros afanes, al
contrario es importante colocar en su justo lugar nuestras querencias
y dejar fluir las emociones según las distintas situaciones que se
presentan durante el trayecto hacia la meta, el recorrido se hace
sinuoso, variable, y hay que estar preparado e informado para así
solventar la mayoría de los obstáculos que depara el destino.
Es
conveniente entonces, que aceptemos y analicemos la nueva situación
para reestructurar el plan preconcebido, hacer los ajustes
necesarios, de acuerdo a la fuerza e inclinación de las tormentas que
azotan nuestras velas y desorientan el sentido de nuestra vida.
El
psicólogo Alfred Bierach, en su libro ¡No te des por vencido!,
expresa la idea de que la información nos prepara mejor para la
supervivencia...
“El mejor informado
tiene mayores posibilidades de supervivencia”
En el mismo instante que
comenzamos a reflexionar sobre la verdadera intencionalidad de
nuestros actos, en la consecución de una meta, iniciamos un proceso
durante el cual podemos conocernos mejor, plantearnos la eficacia de
las estrategias empleadas de acuerdo a los resultados, a buscar los
porqués de nuestra actual situación que no se ajusta a nuestro
agrado e intereses, y lo que es más importante analizar las
posibles soluciones acorde a las posibilidades reales.
Toda esta información
acerca de nosotros mismos es de utilidad, porque por un lado nos da
una idea general de los retos individuales que deseamos resolver, y
la mayoría de las variables que se nos presentan, así cómo posibilidades
para crear la realidad satisfactoria que deseamos. Teniendo siempre
presente que el grado de satisfacción va a ser algo personalizado.
Después de perfilar la
nueva dirección y haber cumplido todas las etapas de la
reestructuración del plan, con paciencia, constancia y motivación,
sentiremos esa fuerza interior que mantiene el movimiento de nuestras
acciones”, de las que habla el autor. Es importante entonces no
olvidar escudriñar en nuestra autoestima como se menciona antes y de
esta manera identificar y compensar la disminución de la confianza
en nosotros mismos y en las infinitas posibilidades que tenemos en un
momento determinado para el logro de nuestro bienestar.
Asociado a una baja
autoestima tenemos los complejos de inferioridad, que cómo resalta
el Dr. Bierach, presionan al individuo, producen patrones de
pensamientos negativos los cuales generan sentimientos negativos,
que pueden resultar en muchos caso en demostraciones de agresividad
como insultos, críticas, desprecios, aislamiento, tartamudeo, etc.
El psicólogo recomienda identificar estos patrones de pensamientos
negativos y reflexionar sobre ellos para compensarlos, rompiendo el
patrón, por ejemplo observando la situación desde otro ángulo,
minimizar los recuerdos de experiencias negativas pasadas que puedan
estar influenciando estos sentimientos de inferioridad, sobre todo los de la infancia ya que es en esta etapa que se forma la
autoestima.
El autor menciona entre otras técnicas, la del canto, es
decir, romper el patrón cantando cuando un pensamiento negativo nos
sorprenda e invada la armonía del día con sensaciones
desagradables, al entonar alguna canción se desvanece la sensación
y el recuerdo.
Otra técnica para evitar los pensamientos repetitivos,es que cuándo un
recuerdo doloroso aparece de súbito, y queremos evitar o disminuir el
desasosiego. es preciso desviar la mirada y enfocarla en algún objeto
cercano, y una vez enfocado, contemplarlo al detalle, describir mentalmente el objeto, y volver al aquí en el momento presente, eliminando el recuerdo, el cual se desvanece mientras nos mantengamos atentos en otro
foco.
Continuando con el
concepto de autoestima y el complejo de inferioridad, tenemos emociones asociadas como el miedo: al ridículo, a ser rechazado, a
la humillación o al desprecio; sentimientos que producen actitudes
defensivas, ofensivas o evasivas; y que además son moduladas por
el entorno dónde se desarrolla el individuo( no es lo mismo
ofenderse con el jefe que con la pareja).
Estas manifestaciones de
hostilidad en diferentes situaciones no compensadas,tiene como
consecuencia acciones erróneas que empeoran los conflictos y aumentan
los patrones negativos de conducta. Hay que considerar todas las
variables antes de tomar la decisión de actuar, para solucionar el
problema y no empeorarlo.
La actitud definitiva debe ser equilibrada
entre pensamiento, sentimiento y acción, de lo contrario será el
fracaso de muchos proyectos.
El Dr. Bierach resume que
las personas con sentimientos de inferioridad deben comportarse cómo
cuando les importa la opinión de alguien (una entrevista de
trabajo) cuidan su imagen corporal, se comportan adecuadamente desde
un punto de vista social, no piensan que los rechazan ni creen que
todos se refieren a ellos, hablarían y escucharían sin
interrumpir, aceptarían bromas, tantearían el terreno antes de
avanzar ...en fin que este sería el mejor modo de comportarse para
no despertar los fantasmas propios o ajenos y que aprovechen para
realizar todo tipo de disparates”.
Otra estrategia interesante durante el proceso de la paciencia, es emplear frecuentemente la idea de enfocarnos en lo que tenemos, y no en aquello que pensamos que nos hace falta.
Hasta el próximo artículo amigos virtuales...
Y si desea continuar leyendo, le recomiendo el artículo Deseos y Estrés, en el cual se exponen tácticas para el manejo de las emociones y la consecución de las metas.