La ira es una emoción básica y las emociones son un cambio relativamente transitorio en el estado psicológico, los cambios ocurren en: sentimientos subjetivos, procesos
neurofisiológicos y procesos cognitivos, expresiones corporales y respuestas de comportamiento” (Zizzo, 2006).
Los procesos cognitivos de la ira dependen de una variedad de factores, inclusive cómo el individuo percibe, procesa la información, la evalúa, la almacena, la recuerda, aprende, resuelve problemas, y toma decisiones. También están formados por valores personales, reglas y preferencias culturales, y el contexto social. Tavris (1989).
La ira es entonces, un proceso fisiológico, psicológico, interactivo y multifactorial.
Las variables que influyen en la ira son:
El desarrollo evolutivo
Y otros componentes que son producto del aprendizaje previo, las experiencias vividas, la imitación, las reflexiones, las propias introspecciones; con lo cual se conforman las creencias, los paradigmas, los motivos personales, las expectativas y los valores del individuo.
La ira es una respuesta racional y fisiológica, es decir, es iniciada y mantenida por estímulos o sensaciones físicas, influenciada por procesos cognitivos (pensamientos) o ambos. La personalidad y el temperamento de la persona determinará la manera en que percibe, siente, cree y actúa ante el estímulo que tiene un significado amenazador.
No podemos controlar si nos vamos a enfadar, pero
podemos controlar cómo manejamos la ira
(Novaco, 1975).
Los procesos cognitivos alimentan a los procesos físicos, y los procesos físicos pueden alimentar los procesos cognitivos, en una red asociativa que puede desencadenar y escalar la ira donde previamente no existía (Tavris, 1989).
La ira puede ser entonces afectada y modulada a través de dichos estímulos y cogniciones, controlando el comportamiento, es decir se puede gestionar con la intención y la razón.
Para transformar la ira
Se tiene que aceptar que no tiene control de su situación
Trabajar las habilidades cómo la confianza en si mismo y la seguridad en sus valores y creencias
Dependiendo del tipo de estudio empleado para aprender sobre esta emoción básica (la ira) se obtiene:
Unos autores consideran la ira "cómo una respuesta incontrolable, instintiva, innata y puramente fisiológica a un estímulo amenazador."
Le puede interesar también, sí quiere saber más sobre inteligencia emocional o continuar leyendo a cerca de la autoeficacia y comportamiento
Hasta la próxima lectura....
El afectado puede aprender a crear ambientes que disminuyan el estímulo físico, que pueda predisponer a esta emoción tóxica. La persona iracunda puede tratar de dirigir sus pensamientos hacia la creación de imágenes que puedan calmar la emoción y disminuir la expresión de la ira.
Es importante el control del enojo por el bienestar de la salud de la persona, a corto y largo plazo; por el bien de las relaciones interpersonales y por mejorar la vida en sociedad.
ACTITUD EMOCIONAL
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ACTITUD EMOCIONAL |
La persona afectada por arrebatos de ira, puede propiciar en lo posible, una actitud emocional sana y efectiva, que trate de evitar la expresión explosiva de la emoción, que en la gran mayoría de los casos destruye las relaciones interpersonales.
Comenzar por ejemplo, por respirar profundo y lentamente, sí siente que la situación lo sobre pasa y perderá el control; también puede alejarse si es posible del ambiente amenazador, aminorando el impulso externo; o como en la mayoría de los casos pensar antes de actuar, es vital, de este modo se evitan situaciones que pueden provocar hechos violentos.
La persona un poco más controlada, puede entonces intentar reflexionar a cerca del problema y de que forma solucionarlo, y en este estado de sosiego y calma se facilitaran los procesos del pensamiento, que aumentan el estado de tranquilidad en el sujeto, permitiendo una mejor elección.
Es importante disminuir la tensión externa que se produce, y gestionar la ira, debido a que se pueden provocar barreras de comunicación en la resolución de los conflictos.
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CUIDADO |
Hay casos patológicos en los cuales las conductas o expresiones de rabia, son síntomas de enfermedades físicas, como por ejemplo: los traumatismos craneoencefálicos con secuelas, o los procesos infecciosos que puedan lesionar el tejido nervioso; además se pueden presentar actitudes iracundas en estados mentales asociados a la frustración, la impotencia e insatisfacción personal; también pueden formar parte de comportamientos en trastornos de personalidad.
En estos casos no se pueden tratar solamente con ejercicios de relajación y respiración, o con cambios de pensamientos erróneos y/o paradigmas (que conforman los razonamientos de la persona), sino que en realidad, se requiere de un especialista en terapia conductual, para resolver casos más complejos.
En los casos más complejos, el terapeuta, intenta ayudar a reconocer y enseñar al paciente a manejar la ira, a no hacer daño a nadie, y menos a él mismo.
El psicólogo aporta herramientas cognitivas (pensamientos) para incentivar las habilidades sociales, así como también para el manejo de la agresividad contenida; y puede ayudar a gestionar las emociones reactivas implicadas, como mecanismo de defensa, que en este caso, serían sensaciones como la hostilidad, la agresividad, la frustración y la violencia.
La terapia también pude influir en el trabajo de los procesos conductuales-reacción-, las creencias, las expectativas y la satisfacción personal.
La escucha activa y efectiva es imprescindible en el proceso de reconocer que se tiene un problema, para controlar la ira. Es recomendable escuchar las sugerencias de los terapeutas, familiares, amigos y compañeros (involucrados en situaciones hostiles con el sujeto furioso). Aceptar que se pierde el control e involucrarse en el tratamiento de este estado emocional tóxico.
Generalmente las personas iracundas tienen sentimientos de culpa, posterior a los hechos que provocó.
Para transformar la ira
Se tiene que aceptar que no tiene control de su situación
Trabajar las habilidades cómo la confianza en si mismo y la seguridad en sus valores y creencias
Mantener la calma, no por gritar o golpear más fuerte mejorarán sus argumentos, al contrario, si mantiene la tranquilidad, la flexibilidad y la tolerancia, mejorará su efectividad en la resolución del conflicto.
La expresión de la ira es un comportamiento complejo, durante el cual, se pierde el sentido de las normas y practicas sociales que coexisten, y que además, se desarrollan alrededor de emociones primordiales. (Lindner, 2006).
Dependiendo del tipo de estudio empleado para aprender sobre esta emoción básica (la ira) se obtiene:
Por los procesos cognitivos los juicios, los razonamientos, las creencias, las opiniones o los prejuicios.
Para identificar la actividad fisiológica en el cerebro que produce este estado.
Para examinar y evaluar los comportamientos durante las crisis de furia o de agresividad.
Por los mecanismos de defensa utilizados en el proceso de afrontamiento y resolución de los conflictos.
En resumen: que través del tiempo ha habido un gran debate entre estudiosos del tema, sobre exactamente qué es la ira, y la definen como una emoción reactiva (respuesta instintiva) o un proceso cognitivo (producto del pensamiento).
Unos autores consideran la ira "cómo una respuesta incontrolable, instintiva, innata y puramente fisiológica a un estímulo amenazador."
Otros investigadores argumentan que para manifestarse la ira, necesita del razonamiento y de los procesos del pensamiento capaces de evaluar y juzgar una situación.
Así evolucionaron los estudios clínicos y algunos científicos exponían que la ira es: el resultado de procesos cognitivos y por tanto se puede controlar; mientras otros, siguen a Darwin y Freud, que afirman que la ira es más un reflejo o instinto y no se puede controlar.
La investigación demuestra que ambos puntos de vista tienen la razón, la ira es un proceso fisiológico y cognitivo (producto de los pensamientos) y al mismo tiempo tiene un componente que podemos gestionar que es la voluntad de hacerlo, tener la intención de llevar a cabo el control de esas situaciones explosivas y violentas, y contribuir de alguna forma a mejorar la calidad de nuestra comunicación, haciéndola cada vez más asertiva.
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ACTITUD EMOCIONAL |
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Hasta la próxima lectura....